'FIFA' en exclusiva entrevista a Neymar, y habla de sus objetivos en Japón2011 y Brasil2014 .

viernes, 18 de noviembre de 2011



En los últimos tiempos, Neymar ha tenido una progresión geométrica, de un modo que incluso asusta. Una fase que, en general, parece tan difícil para la mayoría —dejar de ser una promesa y convertirse en una realidad— transcurrió de forma tan rápida y natural que casi fue solapada por otro paso aún más impresionante de su carrera. En 2011, a sus 19 años, el jugador del Santos ya no es solo un nombre consolidado, sino un auténtico fenómeno: tanto en el fútbol, dentro de la cancha con su club y con la selección, como de popularidad, fuera de los terrenos de juego.

Ya sea en Santos, Belém do Pará, Londres o Nueva York, allá donde vaya hoy Neymar da Silva Santos Júnior, hay cámaras apuntándole, muchachos que imitan sus peinados y chicas que no dejan de gritar su nombre. Hasta hace nada, el delantero era un niño, pero admite sonriendo que no recuerda cuál fue la última vez que salió de casa para tomar un helado sin que lo parasen media docena de veces por el camino. Es normal, ya que eso es lo que conlleva el éxito. ¿Pero será tan normal como para que al astro del Santos ni siquiera le parezca un precio a pagar?

“Es la vida que he elegido. Y no solo la que he elegido, sino la que pedí a Dios: jugar al fútbol, triunfar en mi carrera, ayudar, ser reconocido. Sería absurdo que me quejase por algo, porque es todo lo que siempre he querido”, asegura Neymar en declaraciones exclusivas a FIFA.com. “Para mí, no se trata de pensar que no puedo salir a comprar un helado: salgo y vivo mi vida, y eso incluye firmar autógrafos, sacar decenas de fotos, oír a gente insultando, porque también hay de eso. Pero soy un ser humano, y no solo un ídolo”.

Resulta casi paradójico: al haber ocurrido todo en su vida tan pronto, Neymar ha aprendido, siendo un adolescente, a hacer frente a las exigencias del estrellato. Pero todavía no ha dejado atrás la adolescencia y, como es natural, le cuesta hacerse una idea clara del significado de lo que ha conseguido. “Sí, claro. No tengo una noción. Aún no lo he asumido”, cuenta con timidez, como si admitiese algún tipo de culpa. “Todo es muy nuevo, lo de ir a un sitio y que la gente me llame por mi nombre, me pida por lo menos que salude o sonría. Pero me estoy acostumbrando bien. Yo también fui hincha: me quedaba paralizado, me daba vergüenza acercarme a los jugadores… Así que ahora, al estar del otro lado, lo respeto mucho”.

Cambios también en el campo.

Así pues, los cambios que se producen fuera de la cancha no suponen ningún problema. Lo que sí le incomoda es el tratamiento que recibe de un público que lo adora algo menos que sus seguidoras femeninas: los defensores. Principalmente, los del fútbol brasileño. “Lo que duele un poco es dentro del campo. Hago un regate y me hacen falta. Supero a otro, una nueva falta. Y más aún aquí, donde el marcaje es más individual”, sonríe el ya titular absoluto de la selección brasileña, con la que ha tenido la oportunidad de enfrentarse a zagueros de otras partes del mundo y notar la diferencia. “Es algo que me está ayudando mucho: jugar contra gente de fuera, que compite en el fútbol europeo. Los marcajes también son intensos, pero puede verse que son más en zona. Es diferente”.

Y el contrato que acaba de renovar con el Santos hasta 2014 también le proporcionará valiosas ocasiones de medirse con rivales de otros países. La próxima de esas oportunidades —y la mayor hasta la fecha— será la Copa Mundial de Clubes de la FIFA 2011, en Japón, donde los brasileños esperan superar al Auckland City, el Monterrey o el campeón japonés en la semifinal para luego cruzarse con el otro favorito: un equipo célebre no por defender ante sus rivales más hábiles, sino por superarlos mediante un juego vistoso. Tan vistoso que el propio Neymar no oculta su admiración: “¿Y quién no admira al Barcelona?”, se pregunta. “Hicieron una buena planificación en su momento y ahora están recogiendo los frutos. Por eso, hay que felicitarlos por la alegría que han dado a sus propios aficionados y a los admiradores del buen fútbol. Y yo soy uno de ellos”.

Aún queda camino por recorrer.

Es otro anacronismo en la trayectoria vertiginosa de Neymar. Su ascenso ha sido tan rápido que todavía habla de futbolistas como Lionel Messi con ese entusiasmo propio de un hincha, aunque él mismo esté, al igual que el argentino, en la lista previa de 23 candidatos al Balón de Oro de la FIFA, y sea además el único jugador que compite en Sudamérica de este selecto grupo. “Siempre digo que me falta mucho. Messi ha hecho su historia y está haciendo más todavía. Para llegar ahí, aún tengo que trabajar mucho. Yo estoy empezando ahora”.

Neymar dice todo esto consciente de que tan solo tiene 19 años y su progresión, hasta ahora casi perfecta, únicamente cobrará de verdad sentido si continúa así. Con humildad, pero sin dejar de aceptar que es ya una pieza fundamental de las aspiraciones del Santos al título mundial y, dentro de tres años, del asalto a la Copa Mundial de la FIFA Brasil 2014™. “Yo trabajo para estar bien y representar bien a la selección, sin duda”, cuenta, para trazar a continuación un objetivo ya mucho menos modesto: “En 2014, espero hacer historia con Brasil e inscribir mi nombre en el fútbol mundial”. Si nos fijamos en cómo ha ido alcanzando los objetivos marcados hasta ahora, ¿alguien duda de que sea posible?

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